La operación de SuperGIROS, una red fundamental para el desarrollo económico y social en la Costa Caribe, se encuentra paralizada en muchos municipios debido a las amenazas del Clan del Golfo, también conocido como el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC). Más de tres mil puntos de servicio han cerrado sus puertas ante el asedio de este grupo armado.

En las últimas semanas, hombres armados han irrumpido en locales disparando ráfagas de armas de fuego y amenazando a las colocadoras, muchas de ellas mujeres que sostienen a sus familias con esta labor. En videos difundidos en redes sociales, algunas colocadoras, entre lágrimas, relatan su temor, agradeciendo a Dios por sobrevivir a estos ataques y pidiendo que las dejen trabajar.

En uno de estos testimonios, una mujer cuenta cómo le apuntaron con una pistola en el pecho, mientras otra lamenta el riesgo de perder todo lo que ha logrado con su empleo, desde la educación de su hijo hasta la construcción de su casa.

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El cierre de los locales también amenaza la entrega de subsidios del gobierno a adultos mayores, ya que SuperGIROS opera como intermediario en estos pagos. De continuar la situación, miles de personas tendrán que recorrer largas distancias y gastar dinero adicional para recibir sus ayudas en puntos donde la red pueda operar con garantías de seguridad.

La paradoja de esta situación radica en que el Clan del Golfo está involucrado en los diálogos de la "Paz Total" promovidos por el Gobierno. Sin embargo, las acciones violentas contra trabajadoras inermes y la afectación a las comunidades ponen en duda el compromiso del grupo con estos procesos.

Las colocadoras, quienes son el rostro visible de la operación en las zonas afectadas, hacen un llamado urgente al Gobierno y a las autoridades para garantizar su seguridad y permitirles seguir trabajando sin miedo.